Les pensées qui glacent la raison (piso 12)

La estructura del edificio salía de lo común, contrastaba espléndidamente con el resto de las construcciones parisinas,era como ver un palacio de cristal en una ciudad medieval. Le agradó de inmediato y, lamentó no tener mas recuerdos de sus vidas en Paris.

Tuvo un par de buenas ideas mientras subían en el ascensor, Stefan lo besó cálidamente y sólo recordaron regresar a la tierra cuando un sonido les indicó que habían llegado a su destino, Jared sonrió deseando que el edificio hubiera tenido más pisos y se quedó sorprendido al ver la elegancia del departamento.

Era de un sólo ambiente, decorado con elegancia y un estilo moderno en tres tonos predominantes: blanco,negro y rojo. La luminosidad hacia que sus ojos se vieran de un celeste claro, silbó admirado.

- bienvenue à la maison - susurró sobre el oído del demonio abrazándolo por la espalda.

Sonrió y giró su rostro para besarlo, Stefan tenía un gusto exquisito,no se cansaba de admirar el lugar, tomándolo de la nuca lo acercó para profundizar aún más el beso, y pensaba que ese era el lugar que, según Stef,era un desastre.

- Huele a vainilla - susurró y lo miró feliz - Por fín estamos solos...¿Que tal si inauguramos la ducha? Y después nos vamos de juerga.

Rió largamente, aún se sentía algo "bendito" gracias al agua sagrada allá en el vaticano. Aún sonriendo lo miró con intensidad y le quitó la chaqueta gris,dejándola caer al suelo.

- Desordenemos este lugar...-.

Ordenado, así lucía el departamento pero no lo había dejado de esa forma. El conserje se había hecho cargo, estaba pintando las paredes cuando salió de urgencia a dreamland así que no era demasiado el desastre sólo quitar los plasticos de los muebles. Y el clóset, pero ya lo vería después.

Jared lo besó apasionadamente. Era instantáneo aquél simple contacto era suficiente para volverlo completamente loco.

- Desordenemos este lugar...-..

Lo atrajo hacia si, metió sus manos bajo el suéter gris de este mientras lo besaba lentamente para luego sacarlo, y contemplar maravillado la desnudez de su torso. La prenda quedó entremedio de dos sillones.

Comenzó a besar y a morder aquél níveo cuello que le hacía perder la razón mientras sus manos acariciaban su espalda. El demonio desabotonaba uno a uno los botones de la camisa blanca que a estas alturas parecía estorbar, dejándola tirada en algún lugar de la habitación.

Avanzaron torpemente entremedio de besos y caricias por el pasillo hasta el baño, en el que predominaban los tonos negros. Su espalda quedó pegada a las oscuras y frias baldosas provocándole un estremecimiento en todo el cuerpo. Tomó las mejillas del demonio lo miró a los ojos perdiéndose por instante en ellos.

- Te amo - susurró sobre sus labios para volver a caer en ellos con desesperación

Le bastaba mirarlo...simplemente eso para olvidarlo todo, Stefan se convertía automáticamente en su razón de existir. Sabía que lo que sentía era amor, un amor apasionado en el que nunca se cansarían de buscarse, de amarse a través de los siglos.

- Te amo - susurró sobre sus labios para volver a caer en ellos con desesperación.

Lo sabía,lo sentía y lo creía.

Se despojaron del resto de sus ropas con afiebrada precipitación,sus prendas rompian la armonía del lugar. Mientras Stefan volvía a besarlo, Jared abrió la llave del agua caliente, suspiró cuando sintió el agua caer sobre él y cerró los ojos mientrasGiránd echaba la cabeza hacia atrás dejando que ésta resbalara por todo su cuerpo.

Jadeaba a causa del deseo casi doloroso,la sóla proximidad del cuerpo desnudo de Stefan remecía cada fibra de su ser,se olvidaba por completo de sus neuronas y las hormonas prevalecian. Girándose lo empujó nuevamente hacia las baldosas y se mordió el labio inferior al verlo empapado con sus espléndidos cabellos negros y ese par de ojos dónde ardía un enorme fuego, acercándose acarició su cuerpo y descendió con sus labios por su cuello lamiendo el agua de su cuerpo.

- Te necesitaba...- jadeó - Eres mi adicción Stefan...-.

Se detuvo para recuperar el aliento y acarició su rostro,sus labios mientras acercaba aún más su cuerpo al suyo.

El vapor empañaba las transparentes puertas de vidrio del shower door, los oscuros azulejos le daban un aire intensamente misterioso al cuarto de baño, era éste tan luminoso como el resto del loft, Jared apoyó la frente en la puerta, sus ojos azules estaban velados por el deseo, sentía las caricias de su amante sobre su cuerpo, sus largos y finos dedos se movían con exactitud, sin duda Stefan, conocía sus puntos débiles o aquellas caricias que simplemente,lo enloquecian.

- Te Amo - jadeó mientras apoyaba ambas manos en el vidrio, los labios de Stefan recorrían su nuca produciéndole un cosquilleo exquisito y sólo deseaba que éste le pusiera fin a esa deliciosa agonía.

El deseo lo hacia sentirse débil, esto sumado al agua tibia que caía como una fina lluvia sobre sus cuerpos lo relajaba, nunca era suficiente y empezaba a pensar que algo estaba mal en su cabeza. Desde muy lejos sintió algo extraño, alguien estaba en peligro...Se esforzó por reconocer esa energía y comprobó asombrado que era la de su primo Roberto.

"¿Primo, necesitas ayuda?"

Se perdió en sus pensamientos por unos momentos,pero su cuerpo seguía alli...Abrió los ojos sorprendido y sonrió lentamente mientras jadeaba a causa de los besos y caricias de Stefan.

- ¿Me necesitas Jay? - susurró tentadoramente sobre su oído.

Lo miró largamente, sus largas pestañas tenían gotitas de agua, alargando un brazo acarició su rostro y luego deslizó los dedos,rozando su piel con sus uñas, lo besó con ímpetu obligándolo a entreabrir sus perfectos labios, besó ese hoyuelo sexy en su mentón mientras continuaba acariciando su pecho.

- Más que nunca... - sonrió y luego lo miró con seriedad - Siempre, si pudiera fundirme en tu piel, mi agonía terminaria.

Volvió a besarlo.

Abrazó a Stefan, el shower estaba lleno de cálido vapor,el agua seguía corriendo y experimentó una placentera sensación de irrealidad, alargando el brazo comenzó a escribir en el vidrio sus nombres y sonrió. Su amante estaba pensativo y silencioso, miró su perfil y apoyó la cabeza en su hombro desnudo y se concentró en Dreamland, algo enorme estaba sucediendo alli, sentía aún a esa distancia lo maltrecho que estaba su primo y, la ira de Hades.

Se incorporó y tomando una esponja tomó de la mano a Stef, tras besarlo lo ayudó a terminar su ducha, al menos, en esa reencarnación, era primera vez que se duchaba con alguien, cuando terminaron, cerró la llave y tomando una enorme toalla blanca se la puso en los hombros a Stef y le besó la punta de la nariz. Su mirada era cálida, se sentía bien cuidando de él, abriendo la puerta de vidrio se secó concienzudamente y suspiró.

-¿Puedes sentirlo también? Energías de dioses, Belphegor está malherido y Hades furioso - lo miró a los ojos - Me gustaría ayudarle,pero no es nuestro asunto.

Se anudó la toalla en la cintura y lo abrazó por la espalda mientras besaba sus cabellos mojados y observaba el reflejo de ambos en un enorme espejo. Su energía había vuelto casi en su totalidad, con una sonrisa salió a recolectar sus ropas y regresó con ellas, se puso el sueter gris y frunció el ceño.

- ¿Que prefieres salir de fiesta o cenar en casa? No se si recordarás que soy un buen chef - rió.

Había perdido la cuenta de las horas, con tanto ajetreo.

Sonrió ampliamente al ver el cariño con el que lo trataba. Pero tenía razón la ira de su tío era palpable inclusive a esa distancia, y no era el único presente en dreamland, dos energias divinas le molestaban en particular.

Pero todo pensamiento ligado a sus responsabilidades se disipó al sentir los brazos del demonio entrelazándose sobre su estómago y sus labios besando su nuca. Jared se separó de él lentamente y comenzó a vestirse con parsimonia.

- ¿Que prefieres salir de fiesta o cenar en casa? No se si recordarás que soy un buen chef - rió.

Miró por la ventana. La salida le era bastante tentadora pero daba casi por hecho una llovizna intensa, una tormenta quizás. Había tenido suficiente agua por dos días, y no le apetecía salir a mojarse.

- No le diría que no a una cena preparada por tan esmerado chef - lo miró a los ojos y sonrió ampliamente - Me muero por probar alguna de tus especialidades.

Sabía que a Beliel le encantaba la comida italiana, y en su despensa habían materiales suficientes como para preparar cualquier cosa.

- Voy por ropa - le dijo caminando hacia la escalera de caracol - Si quieres cambiarte creo que más de algo te puede quedar bien.

- No le diría que no a una cena preparada por tan esmerado chef - lo miró a los ojos y sonrió ampliamente - Me muero por probar alguna de tus especialidades.

Esbozó una sonrisa de ternura, el tiempo se veía inclemente y el recorrido por el Barrio Latino de París, podía esperar. En esa zona ubicada a cuadras de Notre Dame habían cafés y restaurantes de todas partes del mundo, se moría de ganas de ir a un restaurant griego del que le habían hablado unos amigos en USA.

- Voy por ropa - le dijo caminando hacia la escalera de caracol - Si quieres cambiarte creo que más de algo te puede quedar bien.

Aceptó esa propuesta encantado, pues a pesar de que su ropa se había secado, tenía ese típico olor a agua bendita y,eso lo desesperaba. Lo siguió en silencio mientras afuera el cielo adquiría una tonalidad intensamente gris, señal de que llovería.

- Creo que la lluvía nos persigue, debería ser la nieve - masculló mientras Stefan le alargaba un par de prendas de su talla.

Fue el primero en bajar y revisó la despensa, todo estaba casi obsesivamente ordenado. Se ató el pelo en una pequeña coleta detrás de la nuca y buscó un delantal de cocina. Stef bajó después de él y mirándolo con una sonrisa Jared exclamó:

- Serás mi ayudante...Tendrás que hacer todo lo que yo diga ¿De acuerdo?.

Rió, sería una clase de cocina memorable. Le señaló unos tomates y aceitunas mientras ponía a hervir el agua, al mirarlo no pudo evitar ddicarle una sonrisa radiante y se ruborizó.

- ¿Sabes? acabo de imaginarme nuestra vida...casados - observó - Y seria lo mejor del mundo.

Sonrió cálidamente mientras se amarraba a la cintura el delantal de cocina. La lujuria y el miedo hechos persona cocinando en un loft de Paris, una situación completamente casual.

Caminó hacia el otro lado del mesón en busca de los tomates. Luego de lavarlos comenzó a perlarlos sin poner mucho cuidado en lo que hacía. La imagen del demonio paseandose con seguridad por su cocina lo traia totalmente distraído. Se manejaba bien con el cuchillo, asi que de formas no necesitaba poner demasiada atención.

- ¿Sabes? acabo de imaginarme nuestra vida...casados - observó - Y seria lo mejor del mundo..

Su sonrisa se ensanchó aún más. El sólo hecho de imaginarlo ya lo dejaba feliz, sin embargo ya era capaz de verlo, el instante que estaban viviendo no hacía más que llenarlo de dicha.

- Y no lo dudo - lo miró a los ojos - Nos veo recorriendo el mundo, pasando por encima del tiempo ... cocinando en una nublada tarde en Paris ... todo eso suena fantástico, sólo si es contigo - le regaló una sincera sonrisa.

Bajó la cabeza ocultando el leve sonrojo que amenazaba con teñir sus mejillas. Sus ojos se posaron sobre los tomates completamente pelados.

- ¿Con qué sigo gran chef? - inquirió aún sonriente

- Y no lo dudo - lo miró a los ojos - Nos veo recorriendo el mundo, pasando por encima del tiempo ... cocinando en una nublada tarde en Paris ... todo eso suena fantástico, sólo si es contigo - le regaló una sincera sonrisa.

Lo miró mientras vigilaba el agua, estando ahi o en San Ursanne le era fácil imaginarselos casados, y su promesa no se le había olvidado, aún seguía pensando en lo mismo: casarse con Stef cuando cumpliera los 18 y, si no era con él no sería con nadie.

“No Jay. Ya estoy bien. Gracias por preguntar”

El mensaje de su primo le llegó de improviso, le intrigaba toda esa situación, la lluvia se dejó oir en Paris, el ruido de las gotas al caer sobre los vidrios le reforzó la sensación de calidez y seguridad que sentía alli dentro.

- ¿Con qué sigo gran chef? - inquirió aún sonriente.

Lo miró a los ojos y ambos se pusieron a preparar la salsa, parte de su familia descendía directamente de italianos,por lo que preparar pastas y pizza estaba en sus genes. Escogió la receta más simple, pasta con salsa de tomates natural aderezada con albahaca y aceitunas. La receta original llevaba carne,pero llevaba un par de años siendo vegetariano.

- Ya tenemos la cena, nos falta el postre...- Sonrió y se acercó a besarlo.

Buscó crema en el refrigerador y encontró una fuente de fresas, mezcló todo en la juguera y sonrió al ver el resultado: helado de fresas y crema, solo faltaba el hielo. Stef ya habia puesto la mesa y un gran fuego ardía en la chimenea, sirviendo los platos, ambos se sentaron.

- Podriamos abrir un restaurant en un pueblo olvidado del mundo... - observó mientras veía el vino en la copa y mirándolo a los ojos agregó: - Bon apetit ¿Hay algo que en tu extensa vida no hayas hecho aún?.

La comida estaba deliciosa, a pesar de ser un plato sencillo parecía sacado de uno de los mejores restaurantes de la zona.

- Podriamos abrir un restaurant en un pueblo olvidado del mundo... - observó mientras veía el vino en la copa y mirándolo a los ojos agregó: - Bon apetit ¿Hay algo que en tu extensa vida no hayas hecho aún?.

Sonrió. No le costaba imaginarse una vida en conjunto con Jared en un pueblo pequeño, con un negocio propio, un lugar acogedor con los típicos manteles a cuadros rojos y blancos.

Y con respecto a lo otro .... si era consecuente debía admitir que había hecho y probado de todo, había tenido el tiempo suficiente como para hacer de las suyas en la tierra y muchas veces con el mismo Beliel.

- Zurich es un lugar hermoso, no imagino mejor lugar para empezar algo - sonrió - Y ... ¿Qué me falta hacer? Creo que no mucho. He estado por tanto tiempo que es casi inevitable caer en algo nuevo en un mundo tan cambiante, pero creo que si hay algo que nunca he tenido ha sido una vida tranquila y por completo normal.

Le dió un último sorbo al refinado vino que habían servido cuando sintió una enorme cantidad de energía oscura emanando desde dreamland. Fue casi como si le hubiese caído un mastodonte encima. Suspiró fastidiado mientras miraba directamente a los ojos a Jared.

"¿Tenía que ser justo ahora?" pensó molesto.

- ¿Vas a ir? - preguntó serio.

- Zurich es un lugar hermoso, no imagino mejor lugar para empezar algo - sonrió - Y ... ¿Qué me falta hacer? Creo que no mucho. He estado por tanto tiempo que es casi inevitable caer en algo nuevo en un mundo tan cambiante, pero creo que si hay algo que nunca he tenido ha sido una vida tranquila y por completo normal.

Lo observó, sus cabellos color chocolate brillaban con el resplandor del fuego, le maravillaba que fuera siempre tan sincero, recordó que eso había sido lo primero que le había impresionado de Stef cuando lo vió en el estacionamiento de Dreamland, pese a que su apariencia, era mucho menos atractiva seguía manteniendo esa luz en sus ojos. Sonrió y se ruborizó por ser tan cursi, de pronto una sensación conocida lo invadió.

"Beliel,Mephisto...regresen ahora mismo".

Sintió que la oscuridad invadía la habitación,la energía que emanaba del sello era inmensa, era cómo si lo llamara...

- ¿Vas a ir? - preguntó serio.

Recordó la conversación que habían tenido y negó con la cabeza, con una sonrisa radiante susurró:

- No iré, sin mi no podrán romperlo...Si no lo logran,no habrá infierno - lo miró a los ojos y se puso serio - Estoy dispuesto a atenerme a las consecuencias de esto, no quiero morir otra vez ni quiero perderte.

Se puso de pie y caminó hacia los enormes ventanales, observando la lluvia, sabía que ni Zacharias ni el resto de los jerarcas le perdonarían eso.

- No iré, sin mi no podrán romperlo...Si no lo logran,no habrá infierno - lo miró a los ojos y se puso serio - Estoy dispuesto a atenerme a las consecuencias de esto, no quiero morir otra vez ni quiero perderte.

Suspiró aliviado al escucharlo hablar. No quería ver a Beliel involucrado nuevamente en otra lucha interminable, no soportaria verlo morir una vez más.

El joven se levantó para situarse en frente de los ventanales, estaba preocupado lo notaba pero no podía permitirle irse.


Lo abrazó por la espalda entrelazando sus manos sobre el estómago de este y apoyó su menton sobre su hombro.

- Sabes que te apoyo en la decisión que tomes - susurró pausadamente - Estamos juntos en esto.

Sotó el amarre y volteó a su amante suavemente para besarlo con lentitud.

Miraba hacia afuera, se debatía entre acudir o no, la finisima lluvia que caía sobre la ciudad parisina se le asemejaba a gotas de sangre, miró la ciudad,la catedral de Notre Dame y se imaginó cómo sería todo eso cuando el infierno ascendiera.

Sintió sobre si los brazos de Stefan, la imagen apocalíptica desapareció de su mente. Tenía que mantenerse firme, pero ¿Qué pasaría con Astaroth...con Belzebú? no sólo eran jerarcas como él, también eran amigos.

- Sabes que te apoyo en la decisión que tomes - susurró pausadamente - Estamos juntos en esto.

Respondió a su beso con lentitud y lo miró a los ojos, acercándose a él,lo estrechó en sus brazos. Cuando Stefan estaba ahí, nada más importaba. No permitiría que eso les arruinara el día.

- Necesito una opinión...- Murmuró.

"Padre postizo...¿Podrias venir por favor?"

Escucho los pensamientos de Beliel. Le extraño que no estuviera mas bien de camino a Dreamland en vez de llamarlo a Paris. Lo único que le mantenía tranquilo es saber que estaba con su sobrino pero igual. Sentía dudas. En los dos.

Se apareció en el departamento de su sobrino. Si era lo bastante acogedor. Se situó en una de las sillas frente a los dos jóvenes. Los dos estaban abrazados.

- Aquí estoy – exclamo – Ahora díganme que paso.

Les quedo mirando mientras ellos ordenaban sus ideas.

- Aquí estoy – exclamo – Ahora díganme que paso.

Jared miró a Hades, había sentido su energía cerca de la de Roberto cuando éste parecía estar pasando un mal rato, se aclaró la voz y le explicó:

- Ya sabemos que el sello se activó en Dreamland...Mi padre ya me ordenó que fuera,pero no lo haré - Lo miró a los ojos - Morí una vez en el Vaticano, y estoy seguro de que tampoco saldremos vivos de la Universidad, decidí rebelarme y acepto lo que me ocurra por ello.

Tomó con firmeza la mano de Stefan y observó el fuego.

- Se que estoy cometiendo una deslealtad, pero ¿Soy el único que está cansado de repetir este maldito ciclo? Siento que me ganaré el odio de los demás, pero sólo me interesa tu opinión.

Guardó silencio y esperó, como fuera sentía mucho más cercano a Hades como una figura paterna que, a Zacharias.

- Ya sabemos que el sello se activó en Dreamland...Mi padre ya me ordenó que fuera, pero no lo haré - Lo miró a los ojos - Morí una vez en el Vaticano, y estoy seguro de que tampoco saldremos vivos de la Universidad, decidí rebelarme y acepto lo que me ocurra por ello.

¿Rebelarse? Abrió los ojos como platos. ¿Cómo seria posible? Beliel príncipe de las tinieblas no deseaba que el infierno se desatara en el mundo para que fuera príncipe de todo. Stef lo miro consternado casi suplicándole que no le hiciera nada. Hades le regalo una sonrisa a su sobrino y negó con la cabeza lentamente. No le pensaba hacer nada a Beliel y al mismo Stef.

- Se que estoy cometiendo una deslealtad, pero ¿Soy el único que está cansado de repetir este maldito ciclo? Siento que me ganaré el odio de los demás, pero sólo me interesa tu opinión.

Suspiro lentamente cerrando los ojos y ordenando ahora sus ideas. Se lo hubiera esperado de cualquier otro jerarca menos de Beliel, Belphegor y Asmodeos que eran los mas decididos hasta a morir si era necesario. Pero ahora. No era así. El ciclo tal vez no se repetiría tal vez seria hasta hay la historia de los sellos. Pero ¿y ahora? Zacharias lo asesinaría si no obedecía. Primero por ser su líder. Claro Hades estaba por encima de él. Pero ante todo era el padre de Jay.

Abrió los ojos. Por él no había problema alguno. Seguía siendo rey del inframundo. Claro la idea de que se extendiera le fascinaba. Pero no negaba que solo lo hacia para fastidiarle la vida a Zeus una, otra y otra vez. Por lo que le había hecho. El lo había enseñado y uso eso en su contra.

- Esperaba eso de todos menos de ti. Pero siempre hay una primera vez ¿No? – sonrió serenamente.

Fue y le desordeno el cabello a su sobrino para que se relajara. Él rio y Hades también. Jay lo miraba preocupado. Hades le sonrió. Abrió los brazos ofendiéndole un abrazo. Jay fue a sus brazos abrazándole, el mismo coloco su mentón en uno de sus hombros. Miro a su sobrino y abrió el brazo contrario al de cual estaba sostenido Jared para abrazar a Deimos también.

Pensó cuantas veces le había tocado consolar a su sobrino cuando veía morir a Beliel. Cuantas veces él quedo tan mal herido que le tocaba cambiar de cuerpo drásticamente. Cuantas veces había visto por pura maldad una vez asesinaron a sus dos sobrinos frente a sus ojos sabiendo que los quiere como hijos. Viéndolo desde ese punto de vista prefería no tener que abrir lo sellos. Selene sufría y más de una vez se opuso a los sellos. Solo por no verlo mal herido. Mas que siempre su rival y mas sangriento era Rafael. Siempre terminaban tirados en el piso como dos perros.

No se estaba volviendo mas humano. Eso era mentiras. Su cabeza seguía con la misma maldad y pensamientos malditos y llenos de destrucción de alguna forma pero vería primero por los que lealtad le había guardado. Los jerarcas eran como hijos. Aunque dos de ellos hubieran sido arcángeles y el resto ángeles. Le guardaban lealtad. Y sus sobrinos. Sus dos sobrinos. No eran sus hijos pero él le enseño todo lo que sabía y más. Se encariño con esas dos criaturitas que alguna vez se llevo al infierno solo para que no estuvieran al lado de su desgraciado padre. Para él todo era guerra aunque ellos solo fueran unos pequeños niños.

Afrodita, su cuñada se lo había pedido como favor y termino encariñándose. Verlos mal. Phobos parecía haberse encariñado con Astaroth y Deimos. Su historia de amor no merecía se destruida otra vez. Ahora no.

- Bueno quedemos en que yo los apoyo – sonrió – No tengo problema igual el infierno sigue siendo mi. Mi Tártaros. – suspiro – Pero tenemos o bueno Jay tienes que hablar con Zacharias. Quieras o no hay que enfrentarlo. Deimos y yo estaremos hay tampoco te dejaré solo. Zacharias es tu padre pero siento como si yo también lo fuera. Él no te hará nada. Yo estaré hay y si algo pasa yo intercederé – miro a Deimos – Por los dos. Solo vamos a razonar con él. Tal vez algo pase a nuestro favor. – sonrió cálidamente dándoles seguridad a los dos.

Apareció en el departamento, había ido siguiendo el rastro de la poca energía angélica que quedaba en el cuerpo de Beliel, el lugar era sofisticado y Francia, sin duda era uno de los paises más bellos, en él estaba Deimos, tal como esperaba y Hades,que eso si que no lo esperaba.

- Bueno quedemos en que yo los apoyo – sonrió – No tengo problema igual el infierno sigue siendo mi. Mi Tártaros. – suspiro – Pero tenemos o bueno Jay tienes que hablar con Zacharias. Quieras o no hay que enfrentarlo. Deimos y yo estaremos hay tampoco te dejaré solo. Zacharias es tu padre pero siento como si yo también lo fuera. Él no te hará nada. Yo estaré hay y si algo pasa yo intercederé – miro a Deimos – Por los dos. Solo vamos a razonar con él. Tal vez algo pase a nuestro favor. – sonrió cálidamente dándoles seguridad a los dos.

La escena era extraña, se acercó a los tres sin perder tiempo. Las palabras de Hades y el por qué las había dicho eran algo extraño, pero advertía la duda en su hermano y eso le bastaba para darle una esperanza.

- Perdonen por irrumpir aqui,pero Beliel...Necesito hablar contigo. Es urgente.

Sin esperar respuesta lo tomó de un brazo y se lo llevó consigo dejando a ambos Dioses atónitos.

///////////////////////////////////////////////////////////////////////////////////////////////////////////////////////

Aparecieron en el departamento que a duras penas recordaba y las preguntas volvieron a hacer acto de presencia en su cabeza ¿Por qué su casa olía a vainilla y no a cigarro? ¿Por qué se recordaba viviendo en aquél lugar solo? ¿Por qué Apolo había bajado? y por sobre todo en qué momento había bebido tanta como para que las lagunas mentales predominaran en su memoria.

Avanzó tambaleante por entremedio de los muebles, habían cosas que se le hacían familiares y otras totalmente distintas pero había algo de lo que no dudaba, se sentía vacío como si le hubiesen desgarrado parte del alma dejando en vez de ello un enorme agujero negro... Y él sabia perfectamente como llenarlo.

En la mesa todavía estaban los platos sucios, el fuego ardía en la chimenea y sobre uno de los sillones habían dos juegos de prendas... Uno obviamente era de él y el otro ...

- ¿Desde cuándo sumerges tu ropa en agua bendita, Apolo?

Se recostó aún con el equilibrio hecho pedazos sobre la mullida alfombra que se extendía sobre la sala y se colocó la camisa sobrante sobre su rostro intentando en vano apaciguar aquel molesto dolor de cabeza.

Ambos hermanos permanecian con una sonrisa dibujada en su labios, a ella se le hacia sumamente divertido ver a su primo tan confundido, lo encontraba adorable, pero claramento esa no eran sus intenciones.
El departamento tenia un deje de vainilla bastante agradable, Nina tomó asiento en el sofá frente al divan donde Deimos se habia recostado, Apolo se aercó a ella y se acomodó a su lado.


- ¿Te encuentras bien querido Ben? -Dijo en un tono bastante inocente propio de su buena actuación, intercambió una mirada complice con su hermano y se incorporó, lentamente se acercó hasta el divan, destapó el rostro de su primo y se inclino levemente para susurrarle al oido- No creo que de esa manera logres distraerte, hay otros medios más efectivos.

La confusión de Deimos era evidente, era una lástima que no hubiera cedido por las buenas, pero lo tenían alli y volvía a ser el compañero de parrandas de Nina, ésta sonreía encantada y él también,pues le era mucho mas tolerable verlo así que enamorado de un simple humano.

- ¿Desde cuándo sumerges tu ropa en agua bendita, Apolo?

Se quedó perplejo unos segundos ¿agua bendita? era extraño, miró a Nina en busca de ayuda,ella comprendió y se acercó a Deimos.

- ¿Te encuentras bien querido Ben? -

Su sonrisa se acentuó y se dirigió al bar, el departamento era increible, pero la ropa desperdigada le decía que había estado haciendo su primo antes, sirvió whisky en unos vasos y le pasó uno a su hermana e inclinándose con una sonrisa atenta agregó dirigiéndose a su primo.

- De ves en cuando me gusta purificarme - rió - Ya sabes esas típicas locuras que se cometen cuando estás muy bebido y,luego no recuerdas nada...Como te sucede a ti, Ben.

Miró fijamente sus ojos oscuros, eran tan incitantes,tomando la camisa, se acercó a la chimenea y vio cómo se quemaba. Destruiría todo rastro de Jared.

- Si quieres ir a recostarte...puedo ayudarte - susurró bebiendo de su whisky - Estamos a horas de Navidad, debemos hacer algo grande.