Ajustes de Cuentas

Estaba frío pero era lo normal en esa época parisina, el edificio era completamente moderno y contrastaba con el resto de los edificios de un modo inteligente. Miró el perfil de Deimos, no sabía muy bien cómo hablarle sin traicionarse a si mismo, le daba igual culpar a los hermanos pero tampoco le convenía que recordara a Jared.

- Te ves raro...- murmuró - ¿Que bebiste? Tus primos no son buena influencia para tí, mi adorado Deimos, en lugar de estar con ellos deberías regresar conmigo.

Ya estaba, al menos eso era verdad.

Benjamin Thomas Barnes .... Aquél nombre le agradaba, si bien poco le interesaba relacionarse de una forma más profunda con los humanos, necesitaba llamarse de alguna forma y todos los que había llevado eran obra de Artemisa ¿Cómo era que se llamaba la última vez? ¿Stefan? No, ese era el nombre de uno de sus amigos vampiros ... De todos modos no le importaba, lo que le molestaba era tener a Cronos al lado suyo irrumpiendo en su espacio íntimo como si fuera de su propiedad... Siendo que el mismo había echado abajo todo lo que habían construído.

- Te ves raro...- murmuró - ¿Que bebiste? Tus primos no son buena influencia para tí, mi adorado Deimos, en lugar de estar con ellos deberías regresar conmigo.

Rodó los ojos, era tarde para arrepentimientos en aquél entonces ... Había roto su confianza, lo había engañado y tratado como si de una furcia barata se tratara, había dudado de él y las consecuencias fueron desastrozas para ambos ... una de las razones por las que había bajado a ... no recordaba qué... El punto es que Cronos se había acostado con Dionisio porque según él Deimos lo había engañado y jamás le creyó ... como fuese él se lo había perdido ... hace mucho.

- Estoy lo bastante grandecito como para saber con qué me intoxico y con qué no, gracias por preocuparte - dijo sarcástico y cortante.

Se separó del dios del tiempo unos pasos hasta que una idea llegó a su cabeza. No podía confiar en Cronos pero tampoco iba a dejarlo irse así como así, le debía algo.

- ¿Cómo esta Dionisio? - su sonrisa se ensanchó de un modo macabro, había dado en el clavo.

- Estoy lo bastante grandecito como para saber con qué me intoxico y con qué no, gracias por preocuparte - dijo sarcástico y cortante.

Su rostro se demudó, por su actitud deducía que Deimos no le perdonaba los errores del pasado. Era celoso y desconfiado, lo sabía y estaba muy arrepentido de haber preferido al lujurioso y siempre fiestero dios del vino, en lugar de a Deimos. Todo por haberse dejado llevar por rumores que le aseguraban que el bello muchacho de ojos castaños,le era infiel.

¿Y quienes habían echado a correr esos rumores? Seguramente los gemelos,que a estas instancias eran como un par de revoltosos sin remedio, aunque nunca pudo averiguar a ciencia cierta si habían sido ellos o no.

- ¿Cómo esta Dionisio? - su sonrisa se ensanchó de un modo macabro, había dado en el clavo.

Si antes estaba demudado,ahora se desencajó por completo,era un golpe bajo,pero no era ningún tonto y lo iba a aprovechar. Sonrió disimulando su malestar lo mejor que podía y lo miró con la cejas alzadas.

- Hace siglos que no lo veo, conociéndolo,debe andar ebrio por algún lugar.

Se acercó a Deimos y acarició esa pálida piel como si fuera algo sagrado. esta apariencia era bella y le iba muy bien, no iba a dejar que Apolo lo tuviera, no señor.

- Dices que estás grande, no soy yo alguien digno de ponerlo en duda...- lo miró con deseo - Si no quieres regresar conmigo acepta mi perdón, y como muestra de ello, te diré algo que no debería - sonrió - ¿Sientes que perdiste algo o un vacío en tu cabeza y no recuerdas el por qué?, bueno tus primos, especificamente Apolo, te quitó algo muy preciado, estabas enamorado y ahora no...Beliel, ojos azules.

Se apartó de él y miró al interior del departamento.

- Ellos están jugando contigo como si fueras su títere.

Y fue como si la pieza final del macabro rompecabezas terminara por calzar. No recordaba nada de lo vivido con Beliel, simplemente sentía un inmenso vacío que se profundizaba más en cuanto recordaba ese nombre, quería recuperar su memoria y contestar todas aquellas preguntas que parecian tan obvias y tan ajenas a la personalidad reconrosa que tenía en esos momentos ¿Cómo se suponía que iba a encontrar a la reencarnación de la lujuria en un mundo tan poblado? ... Iba a ser una búsqueda extenuante y sabía que la única persona en el mundo que podía calmar aquella sensación de insatisfacción y de vacío era presisamente a la que no recordaba. Queria soluciones y más que todo venganza y se iba a encargar de la segunda cosa con todo gusto pero antes ...

Besó a Cronos con ímpetu intentando recuperar el calor que había perdido con aquél agujero que intentaba llenar a como diera lugar. El dolor se iba disipando de una forma lenta y casi artificial, sabía que no era lo que necesitaba pero la pregunta ¿Cómo me terminé enamorando de un demonio? no dejaba de rondar su cabeza.

- Sácame de aquí - susurró sobre los labios del otro.

...Tenía otro asunto pendiente que anteder antes que todo...

Esperaba verlo molesto, verlo explotar de furia y que sus ojos se pusieran verdes como antes, pero en lugar de eso, el beso que le dio fue como los de antes, lo estrechó entre sus brazos queriendo prolongar por el mayor tiempo posible esa sensación tan placentera, tenerlo junto a él, otra vez.

- Sácame de aquí - susurró sobre los labios del otro.

Se apartó para perderse en su mirada oscura y sonrió sintiéndose enamorado como el primer día.

- ¿Adónde quieres que te lleve?.

Escondió su rostro en el hombro de Cronos ocultando sus intenciones, se sentía oprimido, dolido e iracundo pero debía calmarse y no iba a lograr nada teniendo cerca a los 'gemelos siniestros'.

- Japón, Egipto ... lejos ... me da lo mismo sólo sácame de aquí - murmuró

Sus manos se aferraron a la polera del dios mientras su nariz reconocía el aroma único que emabana de aquél cuerpo que tan bien conocía. "Si no hubieses sido tan idiota" pensó.

- Japón, Egipto ... lejos ... me da lo mismo sólo sácame de aquí - murmuró

Lo abrazó, la tibieza de su piel podía sentirla aún a través de la ropa, mirándolo a los ojos, lo besó con más tranquilidad y lanzando una mirada de triunfo hacia el interior del departamento.

- Vámonos- lo asió por la cintura y ambos se esfumaron.